Si tu temporada académica no ha terminado, seguramente no es una, sino muchas lecturas pendientes las que esperan por ti. En esta ocasión, te daremos las herramientas que necesitas para que toda esa información permanezca en tu mente por más tiempo. Así es ¡Que tu esfuerzo valga la pena!
Más práctica, menos teoría.
Pero ¿Cómo es eso posible? Es una lectura… es, precisamente eso, teórico. Sí, es verdad: serás tú frente al libro o pantalla siguiendo líneas de arriba abajo. Lo que queremos decir es que busques la manera de practicar lo que lees. Si por ejemplo lees “El efecto de la gravedad es…” es muy sencillo que lo olvides si simplemente lees, pero, si haces un pequeño experimento al dejar caer algo, sería raro que lo olvides. Así que, primer paso, intentar practicar (hacerlo real, experimentar) con lo que lees.
Preguntar.
Pregúntale al libro, pregúntate a ti mismo, pregúntale a un amigo… Formular preguntas te permitirá conocer cuántas perspectivas hay. Y las respuestas, vaya… Las respuestas te harán crear un vínculo: contigo mismo, con tu amigo o con el libro de un modo muy personal. Verás que es así.
Adiós procrastinación.
A lo mejor tienes que terminar una novela de tres mil páginas para fin de mes, y como es de esperar, estás procrastinando. Puede que pienses: en la última semana lograré leerlo todo, y sí, claro que puedes. Solo que no aprenderás de manera efectiva. Si distribuyes bien tu tiempo y cada día lees (100 páginas, las correspondientes) ganarás ese debate o podrás devorar ese examen con plena confianza y sin pesares ¿Acaso no es mejor así?
Ya que te has tomado el tiempo de leer esto ¿Qué tal si lo pones a prueba? Por cierto ¡No olvides contarnos cuáles han sido los resultados!
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