¿Alguna vez has intentado hacer dieta, pero todos los días resultaban ser un “día de trampas”? ¿Eres de esas personas que prometen hacer ejercicio pero se tiran la toalla a la segunda semana? Entonces, es probable que su problema sea una conjunción entre la falta de motivación y la falta de compromiso con el plan. Por lo tanto, deberías plantearte entrenar con un amigo, lo que también se conoce como entrenamiento DÚO.
¿Por qué? Porque entrenar con un amigo tiene varios beneficios. La primera es que pueden motivarse mutuamente. Entrenar es como irse de vacaciones o salir de noche: a todos nos gusta más hacerlo en buena compañía. Cuando se entrena con un amigo, el entrenamiento deja de ser un “castigo” y se convierte en una experiencia compartida.
Por otro lado, cuando entrenes con un amigo, también puedes comparar tu progreso. Hay muchas personas que dejan de entrenar porque no ven resultados “mientras fulano perdió x kilos en y meses”, pero entrenar con un amigo te hará ver que estás progresando a un ritmo normal. ¡Y si no, liberará algo de competitividad positiva!
Además de estos dos factores, entrenar con amigos tiene más beneficios. Cuando prometes algo a los demás, es más difícil no cumplirlo. Por ejemplo, quizás hoy por la mañana pensaste "hoy no voy a comer chocolate". Pero, si te apetece comer un Twix por la tarde, nadie sabrá que estás rompiendo una promesa. Ahora, ¿qué pasaría y si lo hubieras prometido a tu esposo o esposa?
Hacer una promesa frente a otra persona crea un "compromiso" y es mucho más difícil simplemente decir "hoy no voy a ir al entrenamiento". Por lo tanto, entrenar o hacer dieta con un amigo disminuye la probabilidad de abandonar el entrenamiento.
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