“Edadismo” (y no edaísmo ni ageísmo) es un concepto que hace referencia a actitudes discriminatorias o prejuicios hacia las personas mayores. Por ejemplo, una empresa que no quiere contratar a personas mayores de 50 años está siendo “edadista” y prejuiciosa. Lo mismo ocurre cuando pensamos que alguien “no tiene la edad suficiente” para hacer una determinada cosa o llevar una determinada ropa, por ejemplo.
Hay varias razones que pueden llevar a este tipo de prejuicios. Sin embargo, es innegable que la discriminación por edad es un síntoma de la forma con la que nuestra sociedad enfrenta el envejecimiento. A pesar de que somos una sociedad cada vez más envejecida, existen muchos estereotipos basados en la edad. Cuando alguien deja de trabajar y se jubila, la percepción que tenemos de esa persona cambia.
La mejor manera de combatir la discriminación por edad es, por lo tanto, comprender mejor todas las etapas de la vida. El envejecimiento es un proceso natural y el cuerpo cambia, con todo lo que eso conlleva: arrugas, pérdida de audición, pérdida de movilidad, etc. Sin embargo, esto no significa que ya no podamos disfrutar de la vida, física y psicológicamente.
Sin embargo, los prejuicios pueden hacer que las personas mayores interioricen estas ideas (“Ya no tengo edad para esto” o “No tengo tiempo para esto”). Por supuesto, esto daña su autoestima y, por extensión, su bienestar. Por eso, es muy importante que las personas mayores sigan llevando una vida activa, aunque no al mismo ritmo de antes.
Además, el apoyo psicológico puede ser beneficioso para lidiar con esta nueva etapa de la vida llena de cambios (jubilarse, despedirse de amigos y familiares, perder movilidad, etc). Si quieres apoyar a alguien cercano que se hace mayor, encuentra servicios de psicología en Madrid y servicios de psicología en Barcelona.
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